Declaraciones
vertidas por el diputado nacional, Agustín
Portela (UCR), hace al menos dos
años, quien había manifestado que le tocó hacer escala en Roma y cuando visitó
la embajada argentina se encontró con un panorama “desolador”; provocaron que el
medio periodístico La Política On Line iniciara una investigación sobre la
situación en que se encuentran las embajadas argentinas en el mundo.
Hace
dos años, el diputado radical Agustín
Portela debía hacer escala de un día en Roma y se le ocurrió visitar la
embajada. El panorama lo desconcertó: “No había embajador hace dos años y eran
subrogados por el de Suiza. Manteníamos diplomacia con el Vaticano pero no con
Italia”, señala LPO.
Según
LPO, la sorpresa del correntino se repite entre los dirigentes que visitan
alguna embajada argentina en diversos lugares del mundo.
En
los últimos años, la mayoría de las cerca de 90 que hay perdieron la razón de
ser ante la nula política exterior del Gobierno y puertas adentro los edificios
brillan por su quietud. Como bien dice Portela,
entrar es desolador.
Lo
que no pudo hacer el Gobierno es tocar el salario de los embajadores, regidos
hace 40 años por un convenio de la ONU. Según el destino, cobran entre 10 y 20
mil dólares mensuales más viáticos, que si no generan actividades pueden tener
un uso mínimo.
“Cuando
alguien va a un destino ignoto y es ahorrativo, fácilmente retiene 5 mil
dólares mensuales. Y en cuatro años es mucha plata”, confió a LPO un ex
funcionario de la cancillería durante el Gobierno de Néstor Kirchner, que
asegura conocer a un ex embajador que se hizo de 400 mil dólares tras cuatro
años de funciones.
Caja para La Cámpora
La
Cámopra podría usar este artilugio en múltiples países si, como circuló en
comunicaciones internas de la Cancillería, logran cambiar el decreto de Carlos
Menem que permite ocupar sólo 25 destinos con funcionarios políticos. El resto
debe quedar para diplomáticos de carrera.
En
los últimos años Cristina prefirió varias veces dejar países sin representación
si no podía ubicar a alguien de confianza. Fue el caso de Italia y el de
Inglaterra, donde hasta la asunción de Alicia Castro hace dos años no había embajador.
La
ausencia no pasó desapercibida: Argentina no tuvo autoridad visible en el Reino
Unido cuando el primer ministro británico avanzó con licitaciones de crudo en
las inmediaciones de las Islas Malvinas.
En
Venezuela es recordada la embajada paralela que manejó el ex titular de la
Occovi Claudio Uberti, para monitorear la relación con Hugo Chávez en la
primera época de Néstor Kirchner. El Gobierno no confiaba en el diplomático
Eduardo Sadous.
Con
la llegada de Cecilia Nahón a Estados Unidos hace dos años, empezó a tomar
forma el sueño camporista de copar las embajadas.
Tal
vez porque sabía que su suerte estaba echada, su antecesor, Jorge Argüello, se
había mostrado nervioso cuando lo visitaban periodistas argentinos el día de la
elección presidencial. Sabía que en los tiempos que corrían cualquier
información que se vertiera podía dejarlo mal parado.
Como
adelantó LPO, si la presidenta se decide a firmar el decreto para liberar el
nombramiento de embajadores uno de los primeros destinos que está en la mira es
Rusia, el país donde más expectativas de conseguir divisas tiene Cristina
Kirchner.
Timerman
desmintió ese interés y recordó que en abril fue nombrado un embajador de
carrera. Pero LPO supo que un importante gobernador con llegada a la Casa
Rosada habló con uno de los máximos referentes de La Cámpora sobre la necesidad
de ocupar ese destino ni bien puedan. La invitación de Rusia a la cumbre
del BRICS en Fortaleza, confirmó que no
se trata de un país más.
Pero
con el número de embajadores políticos cubiertos, no es posible dar ese paso. Y
aunque el canciller diga que puede cambiar todo con un decreto simple, el
filtro para tener embajadores camporistas puede llegar en el Senado, que debe
aprobar los pliegos de cada enviado argentino al exterior.
Los olvidados
Lo
que más indignó a los diplomáticos es que La Cámpora pone la mira en los cargos
de la Cancillería cuando la política exterior de Argentina tiene poco que
ofrecer.
Raúl
Estrada Oyuela, ex embajador que pasó por destinos como China y Estados Unidos,
asegura que si un diplomático hace su trabajo bien no tiene como ahorrar.
“Su
función es representar, negociar e informar. Eso requiere reuniones permanentes
y el salario no se hace nada abultado. Yo me retiré con menos plata que la que
tenía al entrar”.
Estrada
Oyuela todavía no puede creer como Nahón se animó a un discurso militante en su
primer festejo patrio en Washington. “Es una locura, nunca podes pegarle a tus
residentes. Pero en los últimos años cada vez que hablo con colegas del
exterior se sorprenden con el bajo nivel de los diplomáticos argentinos”.
Para
graficar “la involución”, Oyuela compara con países menos desarrollados. “Cuba
tiene diplomáticos de carrera de un nivel altísimo. Y me tocó ver como los
primeros de la Argelia independiente parecían estudiantes de la Fuba y luego
fueron evolucionando hasta ser ejemplares. Acá vamos para atrás”, se lamenta.
Pero
nada sorprende más que la inacción de las embajadas en destinos importantes
como China, donde según confiaron a LPO diplomáticos que estuvieron en Beijing,
Argentina tuvo una escasa tarea de promoción en comparación de otros países que
aprovecharon las altas tasas de crecimiento para diversificar sus
exportaciones.
Sobre
todo porque los líderes del gigante asiático no suelen hablar de negocios hasta
establecer una relación de confianza con sus interlocutores, sólo posible
después de varias reuniones. “Francia lo supo y por eso en los 90 llegó a
plantar al vid en China para ganarse el mercado. Y lo logró”, recuerda Estrada
Oyuela.
México
no se queda atrás y en sus aniversarios llegó a juntar 1000 personas para
promocionar sus empresas públicas. “Hace un par de semanas fue el día del
Malbec y los importadores de China no entendían como Argentina no aprovechó
para promocionarlo, teniendo en cuenta que de esa manera Chile ya ganó
demasiado terreno mercado”, se lamentan los argentinos que trabajan en la
capital asiática.
Pero
no hay que ir tan lejos para encontrarse con embajadas poco eficaces. Como
relató LPO, Carlos Zannini quiere mover a Dante Dovena de Montevideo, donde
poco y nada hizo para evitar los contantes roces bilaterales.
Por
el convenio de la ONU, Dovena no cobra mucho menos que sus colegas de Europa y
Asia, quienes están lejos de sus familiares y no tienen el viático para viajar
cuando quieran. Tal vez por eso es uno de los lugares que ya mira el
kirchnerismo duro. Uno de tantos.
http://www.lapoliticaonline.com/nota/80934-descuidadas-por-timerman-las-embajadas-podrian-convertirse-en-otra-caja-de-la-campora/