viernes, 13 de febrero de 2015

Corrupción, política y crisis de valores de la sociedad

A quienes somos representantes políticos partidarios nos cuesta vivir con los malos conceptos que tiene de nosotros la sociedad, pero también nos cuesta convivir con los malos ejemplos que generan el descreimiento y la crítica social.

La corrupción hace que la vida institucional del país se deteriore sistemáticamente, pero habemos personas dentro de la política que creemos en la necesidad de devolverle el sentido común que perdió y trabajamos en pos de ello.

Lo hacemos a pesar del deterioro social que sufre nuestro país, que impacta directamente en la política, porque cada representante sale del seno de la sociedad, y llega a un estamento de sobreexposición y allí es donde surgen  las marcadas deficiencias que arrastramos desde el origen.

Es muy negativo el desinterés de la sociedad en la política, porque crea un clima de cultivo especial para el deterioro de las instituciones. Porque hoy el común denominador que tiene la política es la corrupción y esa mancha nos daña. Pero más grave es el hecho de que la corrupción hoy atraviesa todos los estamentos casi sin excepción.

Entonces estamos hablando de una falla en la esencia de la formación, en como y donde se forman las personas, como nos formamos como hijos como se forman los docentes y así llegamos a la familia. Y encontramos un déficit en el origen.

Por ejemplo, una familia que tiene que sobrevivir no tiene tiempo para dedicarlo a transmitir valores a sus hijo, porque esa familia está envuelta en un círculo vicioso en el que la política tiene un papel fundamental, porque desde el Estado no se generan herramientas suficientes para que esas familias tengan suficientes recursos que les permitan tener tiempo para sentarse a hablar con los hijos.

Hay una falla en la transferencia de valores que es fundamental y surgen la cosificación y el mercantilismo de la vida. Se pierden los diálogos familiares aparecen las mellas en la sociedad.

Sin embargo, sigo creyendo en la política como herramienta para el equilibrio, porque se ejerce el poder, se compite por el poder; pero debemos estar atentos, porque esa competencia no tiene razón de ser si perdemos la esencia, los valores, la decencia.

Para lograrlo tiene que existir un fuerte compromiso de toda  la sociedad un fuerte compromiso advirtiendo. Necesitamos una militancia de valores que tiene que partir desde la sociedad y la política tiene que responder a ella, pero me preocupa ver que hoy no hay una sociedad movilizada militando valores.

Padecemos la ausencia de compromiso real de la sociedad de una sociedad que tiene que militar valores y nosotros los políticos ser la consecuencia de esa militancia. Esa es la verdadera democracia y ejercerla es un derecho, pero además es un deber y una responsabilidad de todos y respetar y hacer respetar las reglas es la base fundamental.

Es tan sencillo, solo hay que respetar. Hay cuestiones básicas que tienen  que ver con el respeto a la ley, a las normas y a la Constitución, cuando lo hagamos vamos a empezar a transitar el proceso de cambio, que es tan simple. Solo es necesario asumir cada uno, desde el lugar en que le toque el compromiso social de respetar las NORMAS.

(Por Agustín Portela, Diputado Nacional UCR CORRIENTES)



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